¡Atención speakers!: 5 errores a evitar cuando hagas una presentación
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Uno de los principales escollos a solventar es encontrarte unos minutos antes del evento conociendo y hablando por primera vez con tu ponente, una situación en la que prácticamente el organizador se encomienda a manos del speaker confiando que este haga una presentación acertada. Y esto…ya sabemos que no siempre pasa. Para evitar esto es importante interesarse con tiempo por el currículum y experiencia del ponente, en qué campos ha desarrollado su trayectoria profesional y sobre qué temáticas suele hablar habitualmente.
Una relación estrecha ponente-organizador podrá evitar muchos de los errores que vemos habitualmente en muchas sesiones. Además se deberá evitar por todos los medios caer en estos cinco desaciertos, que todavía producen el bostezo en muchas de nuestras reuniones:
No haberse preparado suficientemente la presentación. No hay que confiarse en solo tener soltura para hablar y prepararse unas cuantas slides. Una buena presentación que cumpla con sus objetivos lleva días de preparación. Y esta fase de preparación es un proceso en el que participa el ponente pero también el organizador. Uno tiene que dejar claro al otro el tipo de audiencia a la que se dirigirá, lo que se espera con la sesión, los objetivos que se deben alcanzar y por su puesto el tiempo que dispondrá.
El speaker, por su parte, deberá tomar su tiempo en estructurar la sesión según los mensajes clave contando con una introducción y también con un tiempo final de conclusiones y resumen. De igual forma deberá tener en cuenta las emociones que quiere despertar en su público, además de seleccionar con cuidado los visuales e imágenes que acompañarán las diapositivas.
Dar demasiada información. Seguro que te es familiar ver al ponente intentando dar todo tipo de datos y desarrollando todos los puntos habidos y por haber del tema en cuestión (eso sin contar el horror vacui en dispositivas cargadas de texto). El resultado es un asistente infoxicado y abrumado por tantos datos incapaz de recordar las ideas principales de la sesión. Es mejor centrarse en 2-4 mensajes clave sobre los que estructurar la ponencia.
Basarse en hechos y datos en lugar de contar una historia. Storytelling, pero llevado hasta el final. No se trata solo de contar anécdotas sino de articular la presentación en torno a una historia. Muchas veces se comienza intentando contar algo pero se acaba cayendo en la inercia de meter datos, realidades y hechos sin terminar de rematar la historia. Céntrate en contar algo que despierte la emoción de los asistentes para que tu mensaje se recuerde mejor.
Olvidarse del asistente. Muchos oradores se centran en lo que quieren contar pero se olvidan de centrarse en lo que realmente interesa al asistente. Hay que asegurarse que el ponente comprenda el porqué y el para qué el invitado acude a la sesión, lo que espera de la charla, para que el ponente preparar su charla acordemente.
Una imagen vale más que 1.000 palabras. Una imagen potente que refuerce el significado de los mensajes clave es mejor que una diapositiva atiborrada de puntos y epígrafes cargados de texto. Y a la hora de elegir la imagen, menos es más: mejor una sola imagen que hable por sí misma protagonizando por completo la slide y se integre en el discurso del ponente, que poner una imagen por cada concepto que aparece en el texto de la diapositiva a modo de viñeta como si se tratara de un libro de texto del ‘cole’.