Arquitectura y decoración, una gran inspiración en eventos (parte I)
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Lo clásico es lo más moderno
Un ejemplo perfecto es el nuevo espacio Monbull en Madrid a partir de la antigua residencia del Marqués de Cubas del siglo XIX. La idea de la reforma de Juanjo Jiménez ha sido multiplicar el ambiente unique de Cubas: el sello griego-romano, el empleo del yeso y la escayola en la ornamentación y la profusión de motivos vegetales, medallones, hojas, columnas abalaustradas, conchas marinas, o el impresionante suelo de nogal y caoba con patrones geométricos.
Arquitecturas efímeras y construcción de espacios digitales
“Poner en valor espacios que posibilitan la deslocalización y desterritorialización de los cuerpos físicos y un acceso a la actividad cultural desde cualquier parte. Recrear y resignificar un espacio virtual a través de la mediación colectiva. Domesticar un espacio virtual tiene que ver con las formas de apropiación que residen en nuestra capacidad de asimilar la entidad autónoma de la virtualidad, no como un agregado a nuestro modo social, sino como una forma inherente de habitar la contemporaneidad”, son los principios sobre los que trabaja la arquitecta Tatiana Pogi.
Cocreación de espacios privados para un espacio público digital: “@lacasaencendidavirtual
En la nueva realidad de los eventos híbridos, o puramente virtuales, es interesante echar un vistazo a lo que se está haciendo a otros niveles. Por ejemplo, el ciclo Fondos es una iniciativa compuesta por talleres prácticos y presenciales que proponen mejorar nuestros espacios domésticos para crear una alternativa física, autoconstruida y con identidad a través de la premisa de generar fondos personalizados, atractivos y estéticos para las videoconferencias.
Los participantes exploran el acondicionamiento acústico a través de la fabricación de paneles absorbentes y experimentan los acabados artísticos a través del uso de papeles decorativos, la incorporación de elementos vegetales y jardines verticales en pared y la construcción de espacios digitales. Todo ello se realiza de forma colectiva en talleres abiertos, presenciales y gratuitos de dos horas de duración en los que cada tallerista realiza un taller práctico de cocreación.
La arquitecta Tatiana Pogi estuvo al mando de este proyecto diseñando ese espacio virtual que “en ella pudimos recorrer entre todas el espacio, encontrarnos y, a través de la mediación con hipervínculos, generar una pertenencia a un espacio cultural virtual seguro, inclusivo, feminista y antirracista”.
Espacios que posibilitan la deslocalización y desterritorialización
“Desde nuestros cuartos propios conectados, los cuerpos que habitamos la virtualidad somos cada vez más dependientes de la tecnología, habiendo alcanzado unos máximos históricos postpandémicos que han generado a la vez un rechazo y un dominio para, con y desde las máquinas”, nos señala Tatiana Pogi. La noción tradicional antropocéntrica que basa su ejercicio de poder en el control del resto de agentes no humanos se ha visto cuestionada por la necesidad productiva y emocional humano-máquina. “Es en estos territorios imaginados donde podemos darnos nuevas formas de representación, de construcción de una identidad deseada y a la vez de protección desde un espacio seguro y de fijeza corpórea”.
