Andorra y verano, dos conceptos opuestos en la mente que crean experiencias atípicas
Compartir noticia
Escuchar
Espacios y alojamientos singulares
Hoteles a pie de pistas, que cambian sus necesidades dependiendo de la temporada y se convierten en campos de Golf, los grandes conocidos que no defraudan, los que se adaptan al entorno ofreciendo experiencias inolvidables en clubs de vino privados o incluso espacios adaptados a la vida verde y animal que respetan la historia y vivacidad de Andorra. El país cuenta con hoteles de primer nivel, con una oferta que va desde lujosos resorts al lado de la misma montaña completamente equipados hasta la presencia de hospedajes de cadenas hoteleras conocidas, que ofrecen una completa experiencia de negocio, sin prácticamente tener que salir de las instalaciones. Las opciones de hoteles MICE aúnan más de 10.000 plazas con salas y auditorios capaces de reunir a más de 1.000 personas.
Experiencias y deporte en la naturaleza
Con sus más de 60 picos y altitudes de hasta 2.500 metros, hacen que Andorra en verano sea un destino privilegiado para la práctica de deporte de montaña, actividades y experiencias al aire libre, escapando así del calor de las grandes ciudades. La oferta de actividades es a la par que amplia, divertida. Seguro que no deja a nadie indiferente tirarse por una tirolina que en invierno es una pista de esquí. Para los que son más de caminatas, se encontrarán rutas de senderismo envueltos de riachuelos y naturaleza.
Para los más curiosos y atrevidos, también se puede aprender a leer la hora solar en el mirador de Tristaina subiendo y bajando por los telesillas, dándole nueva vidas y oportunidades a estas instalaciones; o incluso disfrutar de las mini montañas rusas rodeadas de madrigueras de topo. Y, como no podía ser de otra manera, Andorra cuenta con una gran variedad de rutas en bici o e-bike explorando zonas imposibles de acceder cuando la nieve está bien calada en el suelo durante la temporada de invierno.
Defensa a la gastronomía local y única
Andorra no pierde la oportunidad y sabe que para que una experiencia, incentivo o congreso sea completo, la gastronomía es de vital importancia. Por este motivo defiende a capa y espada la cocina de alta montaña a través del respeto a los entornos naturales y promoviendo la sostenibilidad, desarrollando productos elaborados que aportan valor añadido a todos los sectores, especialmente el culinario. También teniendo en cuenta la estacionalidad de los productos y poniendo el producto local en el centro, para ser los guardianes y herederos del conocimiento que envuelve al país. Tanto es así, que ya van por la III edición del Andorra Taste, un evento especial capaz de reunir algunos los mejores chefs del mundo, sin olvidar el objetivo: promover el producto nacional.