7 Pecados capitales en eventos: pereza
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Su origen es muy biológico: todos los seres vivos que se mueven tienden a no malgastar energías si no hay un beneficio inmediato, ya te hablamos de nuestro cerebro reptiliano y de cómo este tiende a ahorrar energías.
Luchemos contra él… No es un año para andar a medio gas, sacudámonos la pereza y hagámoslo ya o despareceremos. Uno de los espacios donde vemos a la pereza más claramente es en las ferias.
Una organizadora nos explica: «en la última edición de EIBTM visité varios stands donde los expositores, a pesar de mostrar mi interés por el producto, se limitaban a darme un folleto. Ninguno miró mi acreditación, me preguntó qué hacía, si tenía el presupuesto para comprarles, ¡algunos ni tan siquiera me pidieron mi tarjeta! Espero que después no se quejaran de no sacar provecho de la feria».
Y ello, tanto empresas privadas como públicas… es triste pero habitual ver a instituciones oficiales que contratan espacios en ferias y luego, a la hora de implementarlo, se limitan a llevar una silla, una mesa y una azafata con folletos.
Cuando la pereza pasa a ser grosería
En ocasiones, la pereza deriva directamente en situaciones más graves, como cuando se muestra mala educación o cuando atañe a la seguridad. En cuanto a la primera, ¿qué decir de la gente que directamente no se presenta a las citas?
En la última edición de EIBTM la responsable del stand de Estonia nos comentó que estaba anonadada porque apenas nadie se había presentado en las citas concertadas para el tercer día… ¡y todo probablemente porque habían alargado las fiestas en el Opium la noche anterior!
Una agencia madrileña nos confiesa que escogió una ciudad andaluza para un evento de más de 20.000 personas. Tras semanas de pedir todas las autorizaciones al municipio, el director de la agencia recibió, por error, un mail del máximo responsable de deportes de la ciudad, que era quien debía autorizar el evento, que pretendía mandar a un compañero: «¿Qué hacemos con esto, decimos que sí o le damos boleto?». Peor todavía es cuando la pereza atañe a temas de seguridad, aquí pocas bromas.
Desde Ambulàncies Catalunya nos cuentan casos en los que la desidia ha supuesto un auténtico peligro, por ejemplo, al no realizar una previsión de cómo la ubicación y la duración del evento afecta a la seguridad.
«Una ambulancia USVA (Unidad de Soporte Vital Avanzado) fue contratada para una macro fiesta de 12 horas durante las cuales utilizó equipos, luces y demás material sin tener conexión eléctrica para el vehículo, y sin encenderlo para generar batería. En el momento de evacuar a una persona herida, la ambulancia no arrancó…»
¿Qué hacer en estos casos? La empresa propone pactar con el organizador o el espacio una toma de corriente para cargar las baterías de la unidad, y que el equipo sanitario traiga los apliques correspondientes.
Generalmente, en este pecado (capital de verdad) está un comportamiento muy frecuente en nuestro sector, del cual hemos tenido triste confirmación reciente: el hecho de confiar en el «no pasará nada», descuidando la ley y las medidas básicas de seguridad.
Si una cosa hemos aprendido en los últimos años, es que no es que la ley esté mal hecha: cada vez que se mata gente en eventos, se ha incumplido alguna norma de seguridad. El «no te preocupes, no pasará nada» es una pereza criminal.
Jack Morton nos declara en este mismo número que les gusta tener un venue exigente en temas de seguridad: un buen organizador no quiere jugársela y se toma el marco legal como una guía útil de reglas de seguridad, más que como un ejercicio inútil.