Claves de las herramientas digitales para evitar el desperdicio alimentario en eventos
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¿Por qué es interesante para un organizador o catering conocer este tipo de plataformas?
El objetivo de la plataforma es que la donación de alimentos llegue a las entidades sociales y por tanto a las personas. Lo interesante de Naria es que digitaliza este proceso por lo que podemos establecer la trazabilidad de todo el proceso, tenemos todos los datos desde el momento que ‘sube’ la donación hasta el momento que la entidad la recoge.
Y esto es importante porque, cuando entre en vigor la nueva ley contra el desperdicio alimentario la Administración va a fiscalizar el cumplimiento de la ley por parte de las empresas para asegurar que no se destruya el desperdicio.
Y luego, como sucede con otras leyes como la del mecenazgo, la donación se podrá desgravar, para incentivar a las empresas, por lo que es interesante tener asegurada la trazabilidad del proceso de donación.
¿Pero quién desgrava? ¿La empresa que paga el evento y por tanto el catering o la empresa de catering que se encarga del proceso de donación? Que entiendo supondrá un tiempo invertido…
Supongo que cada caso será diferente, que tendrán que llegar a un acuerdo en ese sentido, por ejemplo, puede ser algo que ha ejecutado directamente la empresa. Nosotros hemos tenido ambos casos, donaciones a medias o donaciones hechas por la empresa.
A los caterings les preocupa las consecuencias de que se pueda romper la cadena de frio por la seguridad de los alimentos, ¿es la ley clara en este aspecto?
Hay que seguir las condiciones que les marca las regulaciones de Sanidad. Entonces, dependiendo esas indicaciones, se podrán donar o no. Ahora estamos poniendo en común un poco esto. Nosotros estamos trabajando con la Asociación Nacional de Catering (AEC). Ahora mismo están donando productos que no rompen la cadena de frío, que ellos directamente pueden gestionar.
Cuando hablamos con algunos caterings nos dicen que en realidad no se produce tanto desperdicio como podría suponerse, entre otras cosas porque se tiene un stock de alimentos y procesos por los que puedes ajustar la elaboración en el momento, y el alimento que no se usa no sale del contenedor refrigerado y se utilizará en otro evento. Entiendo que este servicio a escala es más fácil en grandes cantidades, pero también es lógico en caterings más pequeños.
Cada catering, como empresa privada, lo gestionara de una forma. Nosotros lo único que podemos hacer en este sentido es fiscalizar que la donación se realiza correctamente. Esta mañana nos ha llamado un catering que querían donar y nosotros gestionamos si esa donación se puede realizar desde los parámetros de calidad marcados por Sanidad. Luego está la entidad social que recogerá esa donación que también comprobará las condiciones de los alimentos.
Sin embargo, la nueva ley parece mucho más enfocada a empresas de restauración y hostelería que a empresas de catering, que son procesos muy distintos de gestionar los alimentos.
Esto es algo que se está viendo en la Federación de Euskal Herria y Valencia, en lo que se está trabajando, porque quieren también poder donar menús ya preparados a la gente en riesgo de exclusión. Habrá que ver cómo podrán fiscalizar ese proceso, este es uno de los aspectado que han quedado bastante en ‘stand by’ con la ley, no sé cómo lo llegarán a hacer.
También se han olvidado un poco de las entidades sociales en la nueva ley. Porque puedes fiscalizar a las empresas, pero también vas a tener que dar recursos a las entidades sociales que no están tan preparadas como por ejemplo los bancos de alimentos, y necesitan una infraestructura para llevar a cabo el proceso de recogida, logística, etc.
Vemos que existen varias formas de realizar la donación, por ejemplo, la vuestra a través de una app, con ONGs como Nutrición Sin Fronteras, que se encargan también de la recogida de alimentos y donación a bancos de alimentos directamente, o plataformas como Oreka que son también digitales, pero a la vez logísticas. En el caso de Naria ¿cuál es vuestro objetivo?
A nosotros sobre todo nos interesa evitar el teléfono y los correos durante el proceso, que todo este especificado de forma que sean datos que se pueden medir y publicar, por ejemplo, las empresas pueden publicar su oferta de donación en abierto a la que puede acceder cualquier entidad cercana para recogerla. O hay empresas que ya trabajan con ciertas entidades y quieren que sean siempre las mismas, las beneficiarias. El tipo de producto, la cantidad, el horario de recogida que estipula la empresa, las observaciones pertinentes por ejemplo de qué tipo de vehículo se necesita, etc. E importante, esto no tiene ningún coste para la entidad social, las empresas si pagan una cantidad que varía según el volumen de donaciones que muevan. De esta forma también estamos digitalizando a las entidades sociales para que tengan todo en la plataforma, incluso los certificados fiscales.
O sea que es difícil que haya chanchullos en el proceso…
Claro, exactamente. Pero además disponer de métricas del impacto, tanto ambientales, económicas como sociales. Además, se puede medir la huella de carbono, el impacto económico en este aspecto que le supone a las empresas donar o destruir el desperdicio. Esto tiene un gran valor para las empresas y para las entidades porque pueden desglosarlo todo al detalle. Y claramente redunda en la transparencia del proceso.