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10 cosas que tienes que hacer para gestionar la atención de sus asistentes 

10 cosas que tienes que hacer para gestionar la atención de sus asistentes 

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4 min. de lectura

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Eric Mottard
¿Cuánto pesa nuestra industria?   Los organizadores se mantienen optimistas para el 2025 pero piden más flexibilidad El mercado de incentivos mira al 2025 con optimismo, sin euforia
Como hemos visto, el reto de conseguir y retener la atención de nuestros asistentes es cada vez más complejo. La gente consume contenidos cada vez más cortos (de Twitter a TikTok), tienen más propensión a distraerse o cansarse… y, sobre todo, tus asistentes tienen en el bolsillo un competidor potentísimo, una ventana a su trabajo, su entretenimiento, su vida social. ¿Cómo competir con esto? ¿Qué soluciones para captar y retener la atención? Te recordamos unos trucos (además de tu botón nuclear: quitar el móvil de tus asistentes).

El speaker increíble que no requiere mecanismos o trucos para gestionar la atención

Solo te ponemos esto porque no podemos decirte honestamente que una charla larga nunca se puede plantear. Si viene Barack Obama… o incluso Mario Alonso Puig, no le des 15 minutos; estos señores retienen la atención de la gente durante mucho más. Pero puesto que probablemente no los tienes en tus eventos, veamos los otros puntos.  

Sesiones cortas

Hay mil teorías sobre la capacidad de atención (se habla de 20, 18, 10 minutos… incluso 2) pero todas son absurdas: no existe una duración después de la cual la gente se dormirá. Con ciertos temas la gente aguanta horas (binge watching en Netflix) y con otros, pocos minutos (el profe de matemáticas de tu infancia…). Pero está claro que la gente aguanta poco, y cada vez menos, así que un principio obvio es hacer sesiones más cortas pero muy bien pensadas y trabajadas a nivel de contenido. Pide a los ponentes que definan en detalle sus mensajes, que quiten todo lo que no es necesario, que ensayen antes del evento y en 20 minutos ensayados, podrán transmitir mensajes clarísimos y potentísimos. Nunca agradeceremos lo suficiente a TED por este nuevo formato, corto, definido al milímetro, y ensayado en detalle.  

La narrativa

El ser humano adora las historias y si no acuérdate de los cuentos que escuchaste en tu infancia. El storytelling es el hecho de seguir la historia de un cliente que tiene tal problema, de un ciudadano afectado por nuestra actividad, de un empleado que llega a tu empresa y va creciendo, enfrentado a un reto, una dificultad… o incluso de un personaje imaginario. Todo esto capta la atención mejor que cualquier mensaje racional. TED lo ha entendido también, de hecho. Cuidado: no es fácil. El storytelling requiere trabajo (idealmente de grupo), imaginación, saber construir y desarrollar cierto “drama”. Pero es potentísimo. 

Formatos variados

El ser humano reacciona al cambio, a la sorpresa. ¿Tienes que presentar algo que requiere 45 minutos? Divídelo en momentos más cortos: una intro hablada, luego una pequeña entrevista de un especialista, después un vídeo, a continuación, pedir a la gente que compartan ideas con otra persona… Cada minuto adicional con el mismo formato, los mismos estímulos (o ausencia de estímulos…) es un ataque a la atención del público.

Mensajes súper ordenados

No hay nada peor que tener la impresión, como asistente, de estar en medio de una presentación donde no sabes adónde va, qué mensajes quiere traer, qué has visto y qué te queda por ver. Cada parte de cada presentación tiene que tener un mensaje / una conclusión clarísima, y esta agenda se puede incluso anunciar o seguir a lo largo de la ponencia (una orden del día) y se pueden recordar al final para acabar de aclarar los aprendizajes.

El silencio

Como ponente, si no tienes la atención de los asistentes, deja de hablar, y mira. Puedes hacerlo de forma más o menos dramática (una pequeña pausa en tu presentación ya captará la atención… pero un parón significativo, mirando a toda la audiencia con intensidad, será impactante y te prometo que la gente escuchará lo que dirás después). El silencio es un recurso increíble.  

Shhh…

Si quieres recuperar la atención cuando la gente está hablando, olvida el hecho de pegar el micrófono o de decir “por favor”. Un “shhh” en el micro, de volumen creciente, que puede durar un poco (10-15 segundos) es de una efectividad total. La única otra solución que puede competir es el “cling cling” con una copa y una cuchara… pero dejemos esto para las bodas. 

Sin los momentos de falsa interactividad

Las sesiones de Q&A son un desastre, una falsa interactividad donde acaba haciendo preguntas una persona que quiere protagonismo más que alguien que tiene una pregunta real. Cualquier ponente quiere que se le haga preguntas, pero a menudo la gente no lo quiere hacer. En esto, hacer preguntas por móvil permite hacer el necesario filtro, evita preguntas inútiles o interminables. 

Reflexión por grupos (o individual)

Los mensajes que transmite el ponente se tienen que digerir y, para ello, tienes que incluir momentos donde la gente pare y piense. Pedir a media sesión que la gente reflexione sobre los mensajes y comparta con sus vecinos lo que piensa implementar de lo que se ha presentado es una manera de “digerir” el contenido. Cuidado: tienes que pensar bien en lo que preguntas, y ponérselo fácil a los asistentes, haciendo que la gente pueda fácilmente sacar reflexiones y aprendizajes concretos. 

Formatos donde el público conecta con el ponente

Un auditorio grande o un público en la oscuridad son la mejor manera de que la gente se sienta desconectada del ponente. Y, por tanto, de que se distraigan y de que el ponente pierda su guerra virtual con el móvil de cada uno. Ahora, no puedes necesariamente quitar la plenaria con 500 personas… pero todo lo que puedas pasar a formatos más pequeños, donde el ponente está entre la gente, hace preguntas a todo el mundo, combina un papel de ponente con otro de coach y facilitador de la reflexión colectiva, funciona muy bien (el formato campfire es maravilloso, pero se limita a una veintena de personas).  

Hay mil otros trucos, lo que recogemos aquí son grandes principios. Ahora un último: en tu próximo evento, piensa en este asistente (no necesariamente el más motivado) y qué le puedes aportar, qué le hará prestar atención a tu evento. La empatía es un gran recurso… 

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