Vísteme despacio…
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De vacaciones, he podido comprobar que España no está sola en su evolución hacia una gestión del marketing de las empresas que puede preocupar. Incluso en la hiper-eficiente Singapur, contactos míos (agencias) destacan la creciente dificultad de trabajar con sus clientes. Las quejas van desde los briefs no existentes (a veces literalmente), a la falta de estrategia (si estamos de acuerdo en que «quiero estar en redes sociales» no es una estrategia…), profesionales cada vez más junior y con falta de formación y coaching sobre las claves de su trabajo, y cambios en los proyectos a medio camino.
Los motivos son muchos. La evolución de las empresas a un last minute cada vez más agudo (los resultados trimestrales mandan… y dan pie a una improvisación constante – un problema de las empresas cotizadas que da todo su sentido a las empresas familiares, que priorizan la visión a largo plazo). Otro motivo será un enfoque en compras que hace que las órdenes de ahorrar pueden llegar en cualquier momento. También el hecho de estar en un mundo en cambio permanente hace que la definición e implementación de una estrategia parece ser un lujo.
No generalicemos: muchas empresas lo hacen de maravilla… pero es cierto que en muchos casos las prisas impiden a las empresas vestirse despacio. Y que este problema parece agudizarse. Brief, brief, ¡sálvanos!