Eventos: ¿Con corazón o con alma?
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El corazón, es quizás el órgano al cual atribuimos nuestras emociones, las cuales nos arrastran a la acción.
El alma, podría ser lo que fluye cuando a las emociones, unimos la razón y nuestra voluntad en pos de algo que nos totaliza por completo.
Me he pasado gran parte de mi vida diseñando eventos que tocan el corazón, imaginando momentos indescriptibles donde los participantes sintieran la emoción del instante soñado.
La naturaleza, me ha servido en muchas ocasiones como orquesta que matemáticamente calculada, tocaba la más bella armonía. También he organizado juegos que nos llevaban a conocer los lugares más intrínsecos del planeta, o a saborear la cultura de un destino de una manera participativa, o a disfrutar de cada rincón de una ciudad, quizás el menos visto, pero sin duda el más deseado.
Foto: Fiordos Noruegos – Viaje de Incentivo
He visto emocionarse a muchas personas en visitas, juegos, actividades culturales, deportivas, formativas… pero desde que por primera vez viví una actividad solidaria dentro de un evento, todo lo anterior quedó totalmente relegado, fue como si algo totalmente nuevo, hipnotizara a todos los participantes.
Desde entonces, el planteamiento de nuestros eventos siempre fue diferente, intentando encontrar ese momento donde el corazón deja espacio al alma como motor de cada acción.
Foto: Masai Mara Kenia – Viaje de Incentivo
Recuerdo que en una de estas actividades solidarias, estaba esperando a que el director de la empresa y su esposa salieran del lugar. En ese preciso instante, una niña se acercó, y con la mirada que da el agradecimiento, me entregó un dibujo. Reconozco que quizás soy algo duro de corazón, difícil de emocionar; posiblemente se debe a que como diseñador de tales actividades, normalmente mi cabeza está fuera del momento, visualizando el total del programa… pero ese día lloré. Lloré al ver esa mirada que trasmitía un gracias desde el alma, por haberles dado lo que en ese momento más necesitaban… no lo pude evitar.
Ese dibujo sigue en mi casa; con el valor que da el recuerdo de ese y de tantos momentos donde la magia se hace vida en historias interminables; donde las personas movilizan el alma en pos de la entrega de lo mejor de uno mismo con fines solidarios.
Foto: Dibujo de la niña Vanessa, fruto de la visita a la escuela de la Favela La Rosinha, en Rio de Janeiro Brasil – Viaje de Incentivo