HERIDAS

«Que pesan más los daños que los mismos años al final»

Así comienza Juanes cantando una de sus mejores canciones, y es verdad. Según pasa el tiempo, uno es consciente de que pesan más las heridas sufridas al cabo de los años que los mismos años.

Uno que se va acercando a los 50, «la juventud de la madurez», toma conciencia de todas esas desavenencias que ha podido tener, y cómo se han transformado en heridas, a veces difíciles de digerir. Y sonrío cuando me doy cuenta, de que he sido capaz de superar la mayoría de ellas, muchas en los últimos años, precisamente las más importantes.

Es una alegría poder unir a toda la familia. A veces esto, que se entiende como normal, puede ser un verdadero milagro.

Es una enorme satisfacción poder intentar acuerdos empresariales con aquellos que en su día fueron producto de grandes desacuerdos; poder seguir caminando junto con quienes llevas una larga historia detrás.

El peso de los años no solo se muestra en el número de heridas que has tenido, sino en cómo has sido capaz de sanarlas. Y posiblemente quienes más nos han querido y quienes más hemos sabido querer, son aquellas personas con las que seguimos unidos al cabo de los años, pese a malos momentos ya superados.

Sé que no soy un tipo fácil, es más, creo que tengo un temperamento, diría que bastante complicado, «de casta le viene al galgo»; pero hoy SONRÍO cuando miro y veo a esas personas que, confiaron en mi.

Es a todos los niveles mi mayor orgullo poder decir que, a parte de mi familia, mantengo amistad con amigos, y relación laboral con socios, clientes, compañeros, proveedores… algunos desde hace más de 25 años.

Sé que todavía me queda un amplio margen de mejora y mucho camino por recuperar.

Gracias a todos vosotros, a mi familia, amigos, compañeros y socios. Creo que entre todos me habéis quitado muchos años de encima.

Y como decía Juanes…