Ciborgs superpotentes
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Esta mañana, he pasado por el piso en el que estuve viviendo hace cinco años y me topé con una empresa de mudanzas que estaba vaciando el piso contiguo a mi antiguo hogar. En ese momento supe que eso significaba malas noticias… mi ex -vecina se ha ido al más allá. Se trataba de una abuelita que en su pequeña constitución albergaba un corazón de oro y la fuerza de un toro.
En mi camino hacia la oficina, he estado reflexionando sobre lo vulnerables que somos. Un par de horas más tarde y mientras trabajo, me encuentro con este vídeo sobre los trajes robóticos de la tecnología Cibérnica. Son como robots ‘vestibles’ que capten qué quieres hacer y dónde quieres ir; y son capaces de levantar o maniobrar pesos u objetos en un esfuerzo físico que por nosotros mismos nunca podríamos llevar a cabo.
Según su inventor japonés, el traje también aporta experiencia a los juegos. Me imagino un videojuego donde puedes luchar contra enemigos de tamaño natural o aliens, como en la segunda parte de la mítica saga cuando Ellen Ripley (aka Sigourney Weaver) expulsó a la Reina Alien al espacio con un robot cargador. Y en vez de pasear sin esfuerzo por la ciudad con un segway, puedes ir mucho más lejos, a terreno más duros (¿como Afganistán?) para tu próximo viaje experiencial equipado con un traje así. ¡Y olvídate de paintballs!
Mejoras de tecnología, poderes con máquinas, respuestas científicas, … todos van mejorado nuestra calidad de vida, nuestro entretenimiento y por si fuera poco nos hacen sentir como ciborgs superpotentes y con más capacidad de contribuir a la sociedad. Pero ninguno de ellos nos hace inmortales.
Seguimos estando abocados irremediablemente a un final. Te echaré mucho de menos, vecina…