El agotamiento del desaliento: “las dos ranitas”
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Llevo unas semanas que termino todos los días agotado, os reconozco que hasta me estaba costando escribiros estos post… y es algo que me encanta.
Me he dado cuenta que el cansancio viene por que en este desierto que estamos pasando, me estaba desanimando, me estaba faltando ilusión, estaba perdiendo fuerzas,…
Y ayer mi buena amiga Gabina de Events Privilege, desde Málaga, me envió este cuento que quiero compartir con todos vosotros…
Las dos ranitas … Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de crema. Inmediatamente sintieron que se hundían; era imposible nadar o flotar mucho tiempo, en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos patalearon en la crema para llegar al borde del recipiente pero era inútil, solo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sintieron que cada vez era más difícil salir a la superficie a respirar. Una de ellas dijo en voz alta: – “No puedo más. Es imposible salir de aquí, esta materia no es para nadar. Ya que voy a morir, no veo para que prolongar este dolor. No entiendo que sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril ” Y dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco. La otra rana, más persistente o quizás más tozuda, se dijo: – “¡No hay caso! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, ya que la muerte es segura, prefiero luchar hasta mi último aliento que morir un segundo antes de que llegue mi hora “. Y siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar un centímetro. ¡Horas y horas estuvo la ranita luchando por salir del frasco! Pero, de pronto…. sus patitas fueron tocando algo que se ponía cada vez más y más espeso… de tanto patalear y agitar y agitar y patalear…la crema, se transformo en manteca. La rana sorprendida dio un salto y patinando llegó hasta el borde del bote. Desde allí, solo le quedaba ir croando alegremente de regreso a casa”! Bueno!, ¿verdad? Eso es lo que hoy tienes que hacer… sigue tratando, sigue llamando, sigue tocando y sigue pidiendo… porque Él te ha prometido que te dará medida buena, apretada, remecida y rebosando… Lucha, todo te pertenece por herencia!
Ya lo conocía, pero como agradezco que me lo recordara, no me estaba dando cuenta, pero casi estaba dejando de patalear…. y no hay mayor cansancio y peor compañero de viaje que el del “agotamiento por desaliento”.
Gracias Gabina, a seguir pataleando, como sabes estoy en un proyecto maravilloso, y no me puedo permitir el lujo de desanimarme.