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DMC, ¿Genios, Compradores o Magos?

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Este post se lo dedico a todos esos corresponsales, DMC, agencias que dentro o fuera de España, son nuestros brazos en destino. Lo primero decir que a mi entender ellos tienen la labor de facilitarnos nuestro trabajo, de enseñarnos todo lo que necesitemos para crear “conjuntamente” una experiencia inolvidable, ellos conocen el destino y nosotros a nuestro […]

Este post se lo dedico a todos esos corresponsales, DMC, agencias que dentro o fuera de España, son nuestros brazos en destino.

Lo primero decir que a mi entender ellos tienen la labor de facilitarnos nuestro trabajo, de enseñarnos todo lo que necesitemos para crear “conjuntamente” una experiencia inolvidable, ellos conocen el destino y nosotros a nuestro cliente, si a esto unimos la experiencia, profesionalidad y creatividad de ambos, crearemos un nuevo producto, muy superior a si lo hacemos por separado.

Cada vez que preparamos un evento, un incentivo,… el DMC es parte de “nuestro equipo” y una parte muy importante, desde el primer mail con un buen breafing, la prospección, que es cuando definimos conjuntamente cada segundo del viaje, hasta el final del evento, ellos nos aportan su seguridad en destino, su conocimiento de costumbres, cultura, arte, medios, sus ideas, … y posiblemente nosotros les aportemos ideas mas innovadoras, nuevas maneras de presentar lo que hemos llamado “el marketing del destino” es decir aquellas cosas por las que ese lugar es mas conocido en el mundo entero, aquello que vivirlo puede ser la gran diferencia del evento, ¿jugar un partido de baloncesto en las calles de Harlem? ¿comenzar a construir una escuela en Masai Mara?, ¿Conocer al premio novel Lech Walesa? o vivir, Los Siete pilares de la sabiduria en el deserto de Wadi Ruum, … pero sobre todo aportamos, nuestro profundo conocimiento del cliente final.

Sin ellos no hubiera sido posible el éxito de numerosos de nuestros proyectos, los tuyos y los míos, ellos son una parte muy importante,… pero la responsabilidad del diseño, de la creatividad, de definir el tipo de servicios dentro del abanico que nos enseñan, “previo breafing detallado”, esa es solo nuestra.

Quiero revindicar su labor, las veces que muchas empresas les pedimos todo, les exprimimos sus ideas, y las vendemos como propias, esto es una constante, ver como reciben un mail donde solo dice “necesito un Estambul de tres noches” o “dos noche en Málaga” y añade que la propuesta sea muy creativa, que aporte todas las ideas, que les mandes la misma ya en power point, es decir que te den todo su know how, el trabajo hecho y que ademas tiene que ser unos “genios” ya que sin saber lo que quiere el cliente final , deberán acertar y darte un programa único para el , por supuesto muy económico,.. suele coincidir que este mismo mail ha llegado a varios DMC del mismo destino intentando obtener el máximo de información.

Otras veces les utilizamos como meros “compradores”de servicios, sin hacerles parte de los objetivos que queremos conseguir, o como “magos”que nos van a sacar de donde no sabemos salir nosotros mismos.

A mi entender creo que en todos estos casos nos perdemos el valor añadido de hacerlo conjuntamente para poder crear un evento único, con todo el valor añadido de ambos, para nuestro cliente.

Nombrar a Alejandro Segura de Chile, a Chema Álvarez de Guatemala, a Mercedes Alonso en Thailandia, a Marcella Infantino en Noruega, a Carlos Barros en Brasil, a Maricel en Egipto, a Cecilia Ochoa en Perú, a Sandra Sola en Alemania, a Asaad Hijazi en Jordania, a Katty Vilchez en Londres, a Gu Yaoshang en Pekin, a Gabriel en Kenia, a Rocío González en Málaga, a Víctor en La Coruña, a …

Seguro que muchos les conoceréis, ellos han sido y son parte del éxito de muchos de nuestros eventos.

También es verdad que nuestras ideas al final también pasan a ser parte del Know How del DMC, o de sus proveedores, pero… ¿Se puede patentar una experiencia?, ¿son propiedad intelectual?…

Dentro de los DMC, por mi experiencia, hay grandes maestros y muchas de nuestras ideas sin ellos no hubieran sido posible tenerlas, pero sobre todo no hubiera sido posible «hacerlas realidad».

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