Una verdad incómoda
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Primero, un aviso: como siempre, os animamos a consultar varias fuentes, hay muchos expertos por allí y puede haber puntos de vista o conocimientos complementarios o incluso diferentes. Pero esta entrevista nos parece especialmente interesante para el profesional de eventos. Puedes escuchar el podcast completo. Nada mejor que eso para salir a correr…y el de Adam Conover es siempre apasionante, te animamos a suscribirte.
La agrupación prolongada de gente, un riesgo específico. La entrevista empieza con una ducha fría (para un profesional de eventos), cuando Adam pregunta a Erin cuál es la situación de mayor riesgo: “la situación con mayor riesgo es cuando hay una sala cerrada, llena de gente, que están todos hablando (por cierto, cuanto más están hablando, más riesgo representan puesto que generan gotitas en el aire… que pueden respirar los otros asistentes)”. Nos da el caso de un contagio en una iglesia en EEUU: los 60 fieles estuvieron horas juntos en una sala adjunta a una iglesia, y siguieron al parecer las instrucciones de no tocar nada. Las ventanas estaban cerradas. Cantaron durante horas, no se tocaron. Y después de unas horas, 50 de los 60 estaban contagiados… cuando solo uno estaba contagiado inicialmente.
Esto significa que el hecho de mantenerse a distancia de los otros y no tocar superficies que pueden estar contaminadas no es suficiente. Erin apunta a un cambio de forma de pensar. «Creemos que una persona lo puede transmitir a otra, no que una persona lo puede transmitir a un grupo entero», comenta. El riesgo puede ser todo el grupo que está congregado, no solo la persona que habla con alguien ya afectado.
La importancia de la renovación del aire. Esto apunta a la importancia de la renovación del aire, un tema que no se comenta mucho en las normas donde parece que abrir las ventanas de vez en cuando es deseable. “Tenemos que mirar a la filtración y a la renovación del aire”, comenta Erin. De hecho, aclara que por este motivo, el riesgo en aviones es limitado: la industria aérea tuvo problemas de contagios en aviones hace décadas y decidió tener sistemas de renovación del aire impresionantes: “todo el aire de la cabina se renueva cada 3-4 minutos”. Esto permite que un avión se llene y no suponga un riesgo muy alto.
El aforo. Tienes también que pensar en cuánta gente está infectada. Reducir el aforo efectivamente mejora mucho las probabilidades. Y añade que si no testeas a tus asistentes, por lo menos ayuda el hecho de pensar en qué porcentaje de la población en esta zona está afectada. Si reduces la concentración de personas contaminadas, limitas mucho el riesgo. La reducción del aforo en eventos tiene sentido, confirma.
Máscaras siempre que sea posible (¡más importantes que la distancia!). Confirma también la importancia de las máscaras, absolutamente esenciales para que lo que respiramos (que puede contener muchas microgotitas contaminadas) no se se difundan en el aire.
El tiempo de la reunión, factor clave. El problema es la acumulación de estas microgotitas en el aire. Toma el paralelismo con el humo. Imagina una sala con un fumador: un minuto, no es grave… pero cuanto más tiempo pasa, más se acumulan las microgotitas en el aire, y aunque haya empezado el evento con un único contaminado, puedes acabar con un aire muy cargado que contamine a todos.
Hay dos maneras de contagiarse: mucho virus en poco tiempo, o poco virus en mucho tiempo (1000 partículas en una toma de aire, o 100 en 10 tomas, o 1 en 1000 tomas). El primer caso corresponde a cuando hablas con alguien cerca, sin máscara, cara a cara. El último corresponde a una sala donde poco a poco se va contaminando el aire. Y, como comenta, el riesgo del contagio masivo es más esta segunda opción.
Resumiendo. Tenemos que entender que, más allá de tocar elementos contaminados o de hablar cerca y cara a cara con alguien infectado sin máscara (dos riesgos que tenemos generalmente bastante presentes), los factores clave que tenemos que cuidar en una reunión son:
- La concentración de personas inicialmente infectadas en el grupo (esto es difícil de controlar, por supuesto…).
- La duración de la reunión: cuanto más dura, más se acumula el virus en el aire.
- La renovación del aire. Por cierto, según comenta, al aire libre, la contaminación es 18 a 20 veces menor que en interior.
- El comportamiento de la gente y su emisión de microgotitas (hablar, cantar, gritar, reír aumenta el riesgo).
Viendo esto, parece que la norma que se acaba de publicar es excesivamente restrictiva en algunos aspectos (1,5 metros de distancia siempre) pero insuficientemente restrictiva en otros (nos permite poner 100 personas juntas durante 8 horas sin máscara, en una sala sin ventilación, algo que puede ser muy peligroso). También tendría que poner sobre la mesa la duración de la reunión, los sistemas de ventilación.
Sigue informándote, te traeremos otras explicaciones de nuestro lado. El jueves 25 de junio organizaremos un webinar excepcional sobre las normas sanitarias y cómo podremos trabajar mañana. Hablaremos de esas normas sanitarias, que ya están definidas a nivel nacional (especificación UNE elaborada por ICTE) y se completan con normas en CCAA. También exploraremos lo que podemos proponer para que las normas nos permitan trabajar bien. Porque nuestro futuro se define con esto, ¡seamos un sector seguro! (Puedes inscribirte al webinar aquí)