Cambio radical: de venue a brand space con la magia de los eventos

Un hotel pop-up para hacer check-in en la belleza de Yves Saint Laurent

A la llegada al YSL Beauty Hotel el público era recibido por un mozo de equipajes que les conducía a la recepción, donde se registraban para comenzar su recorrido inmersivo por cada una de las estancias. En este hotel de lujo, cada una de las habitaciones ofrecía una experiencia diferente y estaba asociada a un hito de la marca o su producto. Por ejemplo, la habitación “Black Opium” era una estancia oscura que transportaba al visitante a Shangai para formar parte de una trepidante escapada nocturna. Las paredes de este espacio se convertían en una gran pantalla de plasma que les envolvía en una experiencia visual  360º con contenidos audiovisuales del perfume y de la ciudad.

Un trabajo de arquitectura y decoración efímera realzado en una antigua casa señorial ubicada en la calle Ferraz de Madrid. Deshabitada durante 40 años, el equipo de Efímero de Ramiro Jofre, echó mano del mejor maquillaje: la decoración y de recursos de escenográficos (telas, paneles, juegos de luces, etc.). Transformando el edificio en un espacio contemporáneo, casi futurista, creándole una “segunda piel “para respetar su pátina original”. 

Subir a un futurista transbordador espacio desde una antigua estación de tren

De la mano de La Cara B, una nave anexa al Museo del Ferrocarril se transformó en la base de despegue del transbordador de Heineken Next Gate. En sus 600m2 se montó el transbordador, que tuvo que ser troceado para poder montarlo en el interior, y los contenedores que hacían de salas de reunión auxiliares a la experiencia. A base de iluminación led y ambientación con humo, el espacio se convirtió en una base espacial para viajar por el universo de marcas de Heineken. 

Beefeater transforma el Mercado de la Cebada en el Camden londinense

La ginebra más ‘british’ fiel a generar experiencias acordes con su ADN y que la vinculen con su Londres de origen, trajo de la mano de La Despensa, el ambiente más underground de la capital británica con un mercado londinense cargado de cultura urbana y comida del mundo con la acción Beefeater London Town. El reto: aprovechar los puestos de frescos y alimentación del tradicional Mercado de la Cebada en puestos de comida callejera con su característico olor a curry y especias, una barbería, un corner de popcakes, puestos de camisetas, discos, etc. para viajar a Londres sin salir de Madrid.  

Cine en un bar, bar en un cine

El objetivo de Cinemáscopazo era convertir el nuevo combinado de Coca-Cola Mix (el Ron Rouge) en la bebida perfecta para acompañar una tarde de cine junto a unas palomitas; asociándolo un concepto de ocio y consolidando el producto como una bebida de tarde. La agencia FDI creó un nuevo concepto de espacio de ocio: el Cinebar by Coca-Cola Mix. No se trataba ni un cine en un bar, ni un bar dentro de un cine.

Se buscó hasta dar con el lugar perfecto en el corazón de Madrid: el antiguo frontón femenino Salón Madrid construido en 1907, hoy abandonado.

La agencia se encargó del proyecto integral de decoración, iluminación y audiovisuales para realizar la proyección de películas con calidad de cine, la grabación del programa de televisión Cinemascopazo que luego se colgaría en el canal de Youtube y el servicio de bar durante todo el evento. 

Truco y trato por Halloween en Burger King

Aprovechar la fiesta más terrorífica del año para acercarse a su target con una acción viral, que generara además visitas y presencia de público a uno de sus establecimientos más emblemáticos de la capital. Para ello se transformó durante el fin de semana de Halloween la planta inferior del Burger King de Gran Vía en un pasaje del terror. Detrás de esta acción de miedo estaba Cow Events Group para la agencia Lola Mullenlowe.

Para impactar y atraer la atención de todos, durante os días que estuvo abierto el pasaje del terror la propia fachada del local se transformó en la entrada a un escalofriante cementerio en el que los esqueletos y las lápidas adelantaban lo que aguardaba en el sótano…incluso un enterrador daba la bienvenida al restaurante invitando a apuntarse a la experiencia. 

Una vez dentro, la planta inferior del restaurante se liberó de su mobiliario de hostelería, levantando en su lugar el recorrido, los recovecos y los escenarios donde los personajes esperaban a los visitantes. Bajando las escalares a la planta subterránea un vigilante de seguridad daba la bienvenida a la cripta y advertía que solo los más valientes podían adentrarse en el cementerio y de paso dar las necesarias recomendaciones de seguridad. En grupos de 4-5 personas iban accediendo a un oscuro laberinto donde les aguardaban infinidad de sustos. Con un atrezzo, vestuario, maquillaje, ambientación sonora y decoración de película de terror, un grupo de doce actores profesionales surgían entre las sombras y sorprendían a los visitantes. Zombies, psicópatas asesinos, monjes fantasmagóricos, incluso el payaso de la competencia daba el susto final con motosierra en mano.