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Cómo decir “no” y no morir en el intento

Cómo decir “no” y no morir en el intento

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Por Elena Monsalve Para los profesionales de eventos, la tentación de decir “sí, puedo hacerlo” a ciertas propuestas es demasiado fuerte, y acabamos aceptando retos que nosotros mismos consideramos casi imposibles. Nos encanta superarnos y lograr nuevos objetivos pero… ¿a qué precio? El estrés que acumulamos, el tiempo personal que empleamos y el esfuerzo dedicado a ciertas tareas a las que no supimos negarnos en su momento pueden pasarnos factura sin que nos demos cuenta. Quizás ha llegado el momento de aprender a negarnos (con criterio) y así poder dedicarnos en profundidad a aquellos retos que sí decidimos afrontar, ¿no crees? Veamos algunas de las técnicas más útiles para decir “no” a alguien sin perder una relación ni una futura oportunidad de negocio:

“En este momento estoy a tope de trabajo, pero sigue insistiendo…”

Esta respuesta, ante una propuesta tentadora, es una gran herramienta para el que la utilice en el momento apropiado y sepa no abusar de ella. Responder así permite hacer un filtro inicial y descartar aquellas ideas en las que el mismo encargado de proponerlas no cree lo suficiente como para insistir… Si es algo que merece la pena, insistirán en el futuro, y tú habrás mostrado un interés en ser parte de ello desde el principio, ¡aunque se haya tenido que pasar por una primera fase de rechazo! ¿Quién dijo que fuera fácil?

“Conozco a alguien que estará muy interesado en esta idea”

Esta es una gran estrategia para no perder a un cliente o colaborador, puesto que conseguirás rechazar una propuesta mientras que derivas a la persona en cuestión a alguien que le dará la respuesta que busca. Son todo ventajas: Parecerás informado y al corriente de temas de interés, te verán como una persona con contactos de valor y te llevarás el agradecimiento eterno de la persona por haber contribuído a su idea (Parece mentira que esto sea un no…) ¡Pero ojo! Con esta opción hay que llevar aún más cuidado a la hora de abusar de ella, ya que puedes acabar pareciendo un simple nexo entre otros que, a diferencia de ti, ¡darán un sí!

“Estoy aprendiendo a decir no”

Ésta es un clásico, pero funciona. Mientras que te permite ser sincero y dar un “no” directo a una idea, también te hará quedar bien, puesto que parecerá que realmente tú estarías dispuesto a dar un sí, pero ahora mismo por tu propio bien y porque te lo has propuesto como un reto, necesitas decir que no. Un “no” que te reflejará como alguien honesto y con valores… ¿Qué más puedes pedir?

«Vamos a ver mi agenda juntos»

Consultar tu lista de tareas junto a la persona que te propone una idea y analizar tu disponibilidad para detectar prioridades puede ser una forma muy transparente y eficaz de decir que no sin hacer que los demás se sientan rechazados. Esto funciona especialmente con tu jefe, ya que te permite mostrar sin arrogancia tu volumen de trabajo diario mientras te niegas a asumir más responsabilidades o incluso buscar una solución que permita decir que sí, diciendo no a tareas menos prioritarias.

“Déjame analizarlo”

Un “no” como respuesta inmediata sugiere que no quieres hacerlo. El hecho de pedir unos minutos (o un día) para ver qué supone la actividad, cuánto tiempo requiere y cuánto tiempo tienes disponible, puede ser una manera de mostrar más preocupación y voluntad de ayudar. En vez de parecer una persona demasiado ocupada como para considerar una nueva propuesta, te mostrarás como alguien accesible, que tiene interés en las ideas de los demás y que, aunque en esta ocasión no sea capaz dar un «sí», ¡seguirá siendo una buena opción para futuras propuestas!

Y la lista sigue… Al fin y al cabo, se trata de hacer sentir bien a la persona que te presenta su idea con entusiasmo y orgullo. En lugar de ceder porque simplemente no nos gusta decir que no, podemos cambiar la forma en la que presentamos nuestra negación, haciendo que los demás la vean como una oportunidad para crecer o una nueva vía de acceso que ellos no habían considerado.

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