MPI analiza el poder del evento responsable
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Formato fresco. La sesión se celebró en el Meliá Princesa, que había montado una sala con una variedad de tipos de muebles, una innovación que podría darte ideas para sesiones sorprendentes, informales y donde, además, cada asistente se sienta como le apetezca. Con bolas fitness incluidas (al parecer son muy confortables, aunque parezcan un malabarismo). Recuerda que vivimos en la era de la personalización, y esto puede llegar hasta el mobiliario.
Para ilustrar su mensaje, Almudena utilizó muchos casos de eventos, fotos donde se ven asistentes felices, juntos, con ilusión. Explicó así el poder del evento generoso, del evento que conecta con (y ayuda a) la comunidad local, para motivar y cohesionar a los asistentes, además de crear comunidad. Un hecho
En las tendencias. Este tipo de actividades solidarias, y esta forma de viajar, son lo que mueven a la generación de los millenials, comentaba. Valores de diversidad, de involucración política, de responsabilidad individual (cada uno tiene que ayudar, no es una responsabilidad del Estado), de cuidado del medio ambiente… son lo que esta generación predica.
Un ejemplo de esta tendencia del viaje responsable es el “social ribbon” de AirBnB, por el cual el viajero puede comprar (comprar, no hacer de forma gratuita, ¡lo social vende!) en su web actividades de ayuda a la comunidad local del destino en cuestión. Una forma de vivir el destino de manera única, auténtica, con interacción con la gente local y actividades enriquecedoras.
Las marcas empiezan a prestar atención. Un ejemplo es la muy exigente certificación B-Corp que certifica que una empresa gestiona su actividad de forma responsable. Pero más allá de las marcas, los eventos prestan atención también y Almudena presentó muchos eventos como el Impact Weekend o el Net Impact conference, que se crearon para desarrollar iniciativas responsables, sostenibles, solidarias.
Sin complejos. Cómo lo comentó Almudena, “lo social vende”. Quien hace un evento con componente responsable tiene que decirlo, hacer ruido, comunicar sus acciones más responsables. También puede, como lo hice AirBnB, cobrar actividades solidarias, que tienen su coste de preparación.
¿Cómo rentabilizar estas acciones en eventos, cómo aprovecharlas para enriquecer la experiencia de los asistentes? Hay muchas maneras, desde utilizar comida de km0 hasta hoteles con energía limpia, papel reciclado, o el hecho de regalar obras de artesanía local, especialmente si realizadas por colectivos desfavorecidos… Todo esto no tiene por qué costar más, y al contrario permiten impactar al asistente a la vez que a la sociedad local. De hecho, aprendizajes de neurociencia dicen que cuando uno da y es generoso, se siente mejor, más satisfecho, más feliz. Estamos (lógicamente) programados así a nivel biológico, lo cual nos ha permitido sobrevivir como especie. Y como organizador, piensa: ¿si una actividad provoca este tipo de actitudes en los asistentes, quizás tiene sentido plantearla?
Método. Almudena cerró presentando cuatro puntos de acción:
- Explora, es decir analiza el público, el por qué del evento, sus stakeholders, la identidad de la empresa… todos estos elementos esenciales de entorno.
- Innova, es decir definir quién hará qué, cómo, en temas de responsabilidad: qué hará el hotel a nivel de gastronomía, qué hace la imprenta a nivel de material impreso, qué actividad solidaria incluimos, en colaboración con qué ONG…
- Implementa, es decir poner en marcha las acciones definidas.
- Sí, sí, aquí también el hecho de medir es importante. Comentó la herramienta eventimpacts.com, que permite estimar los resultados de un evento.
El evento se cerró con una presentación de Helping By Doing, que explicó las acciones que llevan a cabo para ayudar a las empresas a ser más responsables en sus eventos y de forma más general, en su actividad general.
Ahora, “walk the talk”, ¡ponte en marcha!