¿Qué respiramos y cómo nos afecta en un evento?
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¿Sabías que en el aire interior puede haber concentraciones más altas de contaminantes atmosféricos dañinos que en el aire exterior de una calle urbana con tráfico medio? «Hemos estado ignorando hasta el 90% de nuestra salud ambiental porque pasamos el 90% de nuestro tiempo dentro de un edificio o en un espacio cerrado, y hasta ahora, preocuparse por mejorar la calidad del aire interior ha sido un factor que solo se ha tenido en cuenta en el último momento», dice Joe Allen, investigador del Centro para la Salud Global y Medio Ambiente de la Universidad de Harvard.
La gestión de la calidad del aire como herramienta de recursos humanos
No es exagerado. Según los resultados obtenidos por Allen en una serie de experimentos, el impacto de la calidad del aire en nuestra productividad y rendimiento intelectual es abrumador: la mala calidad del aire interior disminuye nuestra capacidad de pensar, razonar y resolver problemas.
Durante sus experimentos, Allen analizó el impacto de dióxido de carbono en la función cognitiva. Las concentraciones de CO2 en el aire exterior son normalmente de 400/1.000.000, pero en espacios interiores los niveles pueden alcanzar entre 800 a 1.200/1.000.000 y no es raro encontrarse situaciones en espacios donde alcanzan las 3.000 partes por millón. Cuando sometieron a esas personas a una concentración de 950/1.000.000, se producía una disminución del 15% en las puntuaciones de rendimiento cognitivo. Y cuando se aumentaron a 1.400, estas indicaron un 50% de descenso en la calidad de las respuestas. Y los tres aspectos del funcionamiento cognitivo que se vieron más afectados fueron la respuesta ante una situación de crisis, la estrategia y la utilización de la información. Precisamente aquellos más ligados a la productividad.
¿Qué es lo que respiro durante mi reunión?
La fuente de contaminación más evidente que puede haber en un meeting con un número importante de personas es la la emisión de CO2 producida por la respiración de los propios asistentes. Luego están los COV (componentes orgánicos volátiles) que provienen de los elementos de construcción y decoración (contrachapados, barnices, pinturas, etc.) y de los productos de limpieza utilizados; por ejemplo, los limpiadores con aromas son una fuente de monoterpenos fácilmente evitables. Otra fuente de contaminación es el radón (un gas radioactivo que se forma en el suelo).