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Define bien los objetivos y escoge un juego que encaje. Si no lo has hecho nunca, busca inspiración en eventos similares o pregunta a proveedores con experiencia, porque es importante que la experiencia sea muy buena para que la gente quiera repetir.
Hazlo fácil y ten en cuenta que, cuanto más grande es el grupo, más fácil tiene que ser el juego. Para más de 30 o 40 personas la mecánica del juego tiene que ser lo más sencilla posible. Se trata de que todos participen, así como de que sea fluido y se ajuste a los tiempos establecidos. Recuerda que es un juego muy serio.
Sé concreto: en lugar de gamificar la estrategia general de la empresa céntrate en un aspecto concreto, por ejemplo un proceso que sea necesario mejorar.
Dales visibilidad (positiva). Tendemos a gritar a los cuatro vientos los errores de los demás, pero más importante es dar visibilidad a los aciertos. Por lo que si se da con una gran idea que soluciona el problema, toca hacer un reconocimiento público al grupo.
¡Todos ganan! Si se establece un sistema de premios todos deberían volverse a casa con uno debajo del brazo. La idea no es recompensar a los que han dado una buena idea y penalizar a los que no la han tenido, porque muy probablemente estos últimos han ido dando ideas que han servido como aprendizaje.
Debes diseñar las dinámicas con un conocimiento previo de cómo se comportan los usuarios para lo que es importante contar con un equipo especializado.
Que el premio sea de verdad atractivo: por ejemplo, en una actividad de gamificación de Fashion Group International el premio era un almuerzo con el director de la revista Vogue.