La ´magdalena de Proust´: una experiencia gastronómica muy personal
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La segunda gran idea fue lo que llamaron la ‘magadalena de Proust´: en menos de 48 horas consiguieron información de qué comida era la ‘magdalena´ de cada uno de los invitados, el plato de su infancia, o de un recuerdo especial… sin olvidar detalle de los olores, el perfume, los colores, la música.
La cena empezaba con un Martini blanco con una aceituna verde y una rodaja de limón, con una copa perfumada con Chanel nº 5 en homenaje a la madre de Cuca García Lorente, interiorista y restauradora.
Se acompañaba con unos boquerones en vinagre sobre patatas fritas, pinchados con plumas en honor a José María Passalacqua, talentoso calígrafo, el otro «invitado exquisito».
El primer plato sorprendía a Celia Gómez Puerta, también interiorista, con un risotto de boletus que le recordaba el que hacía de su abuelo italiano.
De segundo, un pollo a la vinagreta, en homenaje a la abuela catalana de Aleix Alcaraz, diseñador, sobre un plato que previamente decoraron con una servilleta con una flor de lavanda que le evocaba al tiempo pasado con ella. Alex se emocionó.
Finalmente, en los postres Veronique realizó un tiramisú para Lorenzo Meazza, Country Communication y Intern Designer, Trend Setter Europe at IKEA, con los ‘biscotti Savoiardi´ oficiales, acompañados de la canción que le cantaba su madre, ‘Bonanotte Fiorellino´.
Para cerrar la velada, una ‘Galette des Rois» (vendría a ser el roscón de Reyes en Francia) que era la ‘magdalena de Proust´ de la propia Veronique y que acompañó con incienso, mirra y polvo dorado….