Room Art Fair: feria de arte en las habitaciones de un hotel

Los tonos neutros y la decoración más que minimal de las paredes de las habitaciones eran el lienzo ideal para que el artista pudiera inundar con su arte la estancia. Pero no se trataba de vestir las paredes colgando sus obras como si de una exposición al uso se tratase, los artistas aprovecharon lo original del venue para mostrar su capacidad creativa y utilizaron los televisores de la habitación para proyectar video performances, el plato de ducha fue un espacio aprovechado para colocar esculturas y otras piezas e incluso ilustraciones y objetos de cerámica se expusieron encima de las camas.

Arte en al intimidad de una habitación

En los pasillos y escaleras del hotel, vinilados especialmente para marcar el recorrido a los visitantes a la feria, también se podía disfrutar de actings y performances. Una vez dentro de la habitación, inmersión en el mundo creativo del artista o de la galería, que en persona y con un muy cercano «tú a tú» explicaba los pormenores de las piezas. Un ejemplo de que el espacio cercano y más reducido de las habitaciones facilitaba el networking y la interacción entre artista y visitante. Porque uno de los rasgos que caracteriza a esta feria es que Room Art Fair no es tanto una feria para vender (aunque incluso hay propuestas de piezas low-cost) sino para hacer buenos contactos y dar visibilidad a los artistas.

Una visibilidad que se amplificó aún más en redes sociales y que la feria fomentó con el uso de pequeños cuadritos con el nombre Room Art Fair que los asistentes no dudaron en usar para fotografiarse y subir a Instagram su paso por la feria junto con sus piezas y habitaciones favoritas.

El patrocinador principal del evento, Absolut -ya te hemos contado en eventos anteriores cómo la marca se vincula con el mundo del arte y la creatividad- además de tener una barra para degustaciones durante el evento, comisiarió los tres únicos proyectos de la feria que no estaban a la venta. Para la marca y sus propuestas artísticas fue la planta quinta; porque en Room Art Fair los mejores espacios expositivos eran las habitaciones de las plantas altas; el público según abandonaba el ascensor de subida y bajaba por las escaleras accedía, en la planta cuarta a las habitaciones donde exponían las galerías, y según seguían descendiendo las de los artistas independientes.