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General · Madrid

Espacio [La Nube], ¿a qué huelen las buenas ideas?

Espacio [La Nube], ¿a qué huelen las buenas ideas?

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Con motivo de la Semana de la Arquitectura que tuvo lugar del 1 al 12 de octubre en Madrid, se les pidió a este colectivo de jóvenes arquitectos que crearan un espacio efímero que fuera arquitectónicamente muy visible y tan versátil como para alojar a 300 estudiantes europeos durante diez días, acoger todo un programa cultural de conferencias, perfomances, masterclasses del evento, así como un espacio expositivo para arquitectos y artistas. El resultado fue tan ingenioso y efectista, que este grupo de amigos ha decidido comercializarlo para eventos.

Los representantes españoles (cuatro arquitectos y dos estudiantes), hosts del evento, debían definir el contenido y el envoltorio. Buscaban varias cosas: atraer a la gente con un espacio impactante, que creara misterio y provocara preguntas. Y ya en el interior, sorprender, crear sensaciones oníricas, que los invitados a los happenings se sintieran a gusto.

Alrededor de este pabellón hinchable de 1.000m2 se implicaron grandes empresas de diversos sectores que colaboraron estrechamente con los creadores proporcionándoles lo último en tecnología en el campo de la neumática, la luminotecnia y la aerodinámica.  Para su elaboración se utilizaron 1.200m2 de tela, 12 toneladas de sal (¿Sal? Si, una genial idea emplear sal para el suelo porque no solo es cálida y limpia, sino agradable para andar descalzo) y 2.500m3 de aire. El efecto que han conseguido es la combinación de esos tres elementos es onírico y sugerente, una experiencia sensorial que se vive de multitud de maneras.

Ya el acceso se realiza por unas puertas en forma de labios que crea una metáfora inmediata entre el espacio interior y el útero materno. Una vez dentro sorprende el crujido de la sal bajo los pies. Penetramos en un mundo inerte y mineral en el que el espacio se funde en diferentes tonos de un blanco continuo que difumina todo tipo de referencia. Conforme se avanza hacia el anillo interior la altura va disminuyendo generando dos ambientes completamente distintos: el primero de ambiente más extrovertido cuenta con una altura de 6,5m y está pensado para grandes grupos. El segundo, de 2,7m, es más íntimo e invita a la conversación y a eventos de pequeño formato.

Pero quedan sorpresas. Completado el círculo llama la atención una segunda puerta que da a un patio interior descubierto, un oasis vegetal muy terráqueo que contrasta con el paisaje lunar que dejamos atrás. Es el espacio para relajarse, la zona chillout de esencias ibicencas. La vegetación juega con la luz que se refleja en los pufs blancos de Gandía Blasco.  De noche, vuelve la magia con la iluminación led integrada en la estructura.

Ahora los datos técnicos. El pabellón es prácticamente de ‘quita y pon’: se despliega en doce horas y se hincha en unos veinte minutos y es fácilmente transportable. Es ignífugo, hidrófugo e impermeable, de bajo impacto ambiental y consumo reducido; posee ventilación continua lo que evita el efecto invernadero. El aforo del anillo cubierto, de 700m2, es 450 pax, y el patio interior con 260m2 tiene capacidad para 170 pax. Puede personalizarse con el color corporativo gracias a su sistema led integrado.

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