Cómo arruinar un evento a medios
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La pesadilla en que se convirtió el desfile de Kanye West en la NYFW tuvo varios momentos de los de tomar nota, no importa la tirria que le tengas a las Kardashian: en un exceso de originalidad (importante saber manejarla) la organización retuvo a los medios durante cuatro horas para un evento de 15 minutos a más de dos horas de autobús de la cita de la semana de la moda, al que para colmo las Kardashiaan llegaron una hora y cuarto más tarde cuando la prensa llevaba tres horas esperando bajo un sol inclemente, algunos de ellos amenazando irse antes de que empezar el evento.
Los ánimos ya se habían caldeado durante el largo recorrido en autobús hacia un destino que no se desveló hasta al final, (el parque Four Freedoms, en la isla de Roosevelt) sin posibilidad de huida por parte de algunos periodistas que ya se acaloraban por Twitter: «En el autobús de Yeezy. No hay aperitivos. No hay agua. No hay música. No hay merchandising. ¡Venga ya, Kanye!» tuiteaba una enfadada Vanessa Friedman, directora de Moda en el New York Times.
Pero si el plomizo sol incomodaba a una prensa acostumbrada a que la mimen, los estragos que causó en las modelos, obligadas a esperar como estatuas durante horas, hasta el punto de llegar de desmayarse algunas de ellas y de más de un gesto de rebeldía sobre la pasarela por parte de otras fue, como no podría ser de otra manera, lo más comentado en redes, y la leyenda que quedará de la fallida presentación de Yeezy.
“Sinceramente, Adidas debería avergonzarse de esto” fue posiblemente el tuit más demoledor para la organización por parte de Cathy Horyn (The Cut).