Meliá retira de sus menús la aleta de tiburón
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La cadena mallorquina, que cuenta con una importante proyección internacional, ha adoptado esta decisión que no gustará a todos sus comensales, como parte de su compromiso por el medio ambiente dentro de su política global de RSC, uno de cuyos principios es identificar el impacto de las operaciones en el entorno natural, tanto local como global.
Los tiburones, como depredadores, mantienen las especies en la cadena trófica y son indicadores de la salud del océano. Eliminan a los ejemplares más débiles, mantienen el equilibrio con los competidores y garantizan la diversidad de especies. Además, facilitan los hábitats de algas y arrecifes de coral. Su reducción o eliminación en los ecosistemas de arrecifes de coral, permite que otros depredadores proliferen y se alimenten de herbívoros. La consecuencia directa de la reducción de herbívoros produce la expansión de macroalgas con las que el coral no puede competir. Este hecho conduce a que el ecosistema sea dominado por las algas y se ponga en peligro la supervivencia del arrecife.