Cuando una broma se transforma en un problema de seguridad en eventos
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Ni James Bond lo hubiese hecho mejor. No les fue necesario ser expertos en servicios secretos para burlar la seguridad presidencial en Washington (de hecho Carlos Allen es un promotor de 39 años que dirige una sala de eventos en Mount Pleasant). En algún momento del día, un grupo de empresarios indios tuvo permiso para unirse a última hora a la cena del presidente con motivo de la visita del primer ministro indio, Manmohan Singh.
Allen aprovechó el momento en que el grupo de empresarios subía a la furgoneta que los esperaba en el hotel Willard para llevarlos a la gala. Igual que al matrimonio Salahis, se le permitió acceder a la Casa Blanca sin identificación y pudo charlar con los presentes en la recepción, pero se marchó del lugar poco antes de que los invitados se sentaran a la mesa, alrededor de las 20:50 de aquel día.
Los Salahis, que se sacaron fotos con Obama y luego publicaron en Facebook, entraron por la puerta grande. Se presentaron vestidos de gala, el de esmoquín y ella con un traje indio, inclusive fueron anunciados por un marine desde lo alto de la escalera de la Casa Blanca, se fotografiaron con el vicepresidente Joe Biden tras haber posado tranquilamente en el ´photocall´.