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Los eventos, ¿más fuertes que SWIFT contra Rusia?

Los eventos, ¿más fuertes que SWIFT contra Rusia?

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Eric Mottard
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Probablemente no tanto: las sanciones financieras del mundo occidental están ya haciendo un daño considerable a la economía rusa, desde el desplome del rublo (-30%) que ha justificado una subida de tipos hasta el 20%, hasta el cierre de la bolsa, desde los activos indecentes (y a menudo blanqueados) de los oligarcas rusos hasta la dificultad en acceder a componentes tecnológicos de alto valor. Pero si el dinero, frío y tangible, tiene impacto, lo tiene también mucho el valor ‘soft’, cultural, simbólico, emocional, de la exclusión de Rusia, de muchos eventos internacionales. No olvidemos que la participación en grandes eventos internacionales es una participación en la gran comunidad internacional, en el deporte, la cultura, la vida. Y Rusia es ya un paria internacional como cada una de estas exclusiones demuestra. Repasamos unos cuantos ejemplos (y hay muchos más). Eric Mottard

El deporte es un primer terreno de altísima importancia. La FIFA ha suspendido las selecciones de Rusia de las competiciones internacionales de fútbol. Esta decisión sigue la del Comité Olímpico Internacional (COI) que ha pedido a diversos organismos deportivos a que no permitieran competir a los atletas rusos y bielorrusos. Resultado: la selección rusa no podrá competir contra Polonia en la eliminatoria del próximo 24 de marzo para el Mundial, quedando así fuera de la Copa del Mundo. El Spartak de Moscú tampoco podrá jugar en la Europa League. Y la selección femenina de Rusia no podrá participar en la Eurocopa 2022 en julio. Por otro lado, la final de la Champions ya no se celebrará en San Petersburgo, sino en París (una pérdida de 60 millones de euros, pero sobre todo una oportunidad de posicionamiento internacional para la ciudad y el país).

Por su parte, la UEFA ha anunciado que los partidos no se podrán jugar en Rusia y ha roto su acuerdo de patrocinio de la Liga de Campeones con Gazprom. El Schalke 04 también se ha quitado su patrocinio de la camiseta.

Y lo que podría hacer más daño emocional a Putin (¿si este señor tiene emociones?): la federación internacional de judo ha retirado la presidencia de honor a Putin. Putin es un aficionado al judo, deporte donde ostenta cinturón negro y donde Rusia tiene una relevancia muy especial, además de que la federación recibe un patrocinio considerable de Rusia.

Se ha cancelado también el Gran Premio de Fórmula Uno en Socchi (Rusia), que iba a tener lugar el próximo 25 de septiembre.

Congresos y eventos profesionales. El Mobile World Congress tampoco se ha quedado con los brazos cruzados, y ha cancelado el pabellón ruso de la gran misa de la tecnología mundial. Menos oportunidades comerciales y de posicionamiento en un campo absolutamente estratégico para cualquier país.

Por otro lado, el Congreso Internacional de Matemáticos 2022, previsto para julio, será virtual y albergado fuera de Rusia, una decisión clave en un sector científico clave. Alojar un congreso así es una oportunidad de intercambios de conocimientos y de comunicación de su saber hacer, que los rusos por tanto se pierden.

Cultura. Rusia ha sido excluida de Eurovisión. Por otro lado, el director de orquesta ruso Valery Gergiev, admirador oficial de Putin, ha recibido un ultimátum público en Alemania: que denuncie los ataques o perderá su trabajo. Y la mítica Scala de Milán le ha despedido por no condenar la guerra.

Entonces… ¿todo esto es grave? ¿No poder participar en un concurso de canciones con vestimentas de gusto dudoso es un problema? Es fácil ver todo esto como distracciones segundarias frente a algo tan serio como una guerra, o frente a una supuesta misión histórica de un tirano cada vez más preso de su lógica de paranoia y de reescritura de la Historia. Nadie puede entender a Putin y es posible que vea todo esto como irrelevante. Las armas también importarán, las sanciones también. Pero cada una de estas decisiones es una pequeña exclusión de la comunidad global de naciones y de pueblos, de nuestra vida colectiva. También es una exclusión de oportunidades de visibilidad, de ingresos (un Gran Premio de F1 supone una pasta), de sinergias comerciales (el MWC), el conocimiento (las matemáticas). Todo esto conforma un Estado paria, fuera de la vida moderna. Y seguro que algún impacto también tiene.

Finalmente, cabe saludar estas decisiones que, en unos cuantos casos, cuestan dinero (patrocinios) y complicaciones a las entidades. La resolución colectiva que Putin ha provocado es considerable y va más allá del mundo financiero y del militar. Ya no formar parte de la comunidad internacional en estos momentos mágicos que son los eventos, también duele.

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