La gala de los Oscars se reinventa
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Por primera vez una actriz española se hace con uno de los premios de la Academia de cine estadounidense. Y en segundo plano, todo el brainstorming de los organizadores puesto en revitalizar la ceremonia para volver a atraer a esa audiencia desencantada, ya que las últimas galas fueron menos vistas, con un espectáculo más teatral y dinámico. Como sucede con artistas de la talla de Madonna o Mickey Rourke, la gala de los Oscars se reinventa con un toque zen y escenografía minimalista.
El primero en predecir la transformación fue el mismo presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, Sid Ganis. En vísperas a la gala anunció cambios «atrevidos y arriesgados» en el programa y la puesta en escena del teatro Kodak. Inclusive Bruce Davis, el director ejecutivo de la academia, explicó que se renovaría el aspecto del auditorio y la presentación de los premios se realizaría de una forma que no se había hecho hasta entonces.
Resultado: Un lavado de cara de los Oscars por el arquitecto David Rockwell y los productores Laurence Mark y Bill Condon (director del musical «Dreamgirls», 2006), que desencadenó en una gala al estilo music hall.
Luego de los premios (y como en muchas ceremonias de este tipo), el evento continuó con una cena para los invitados. Y si estábamos acostumbrados a asociar el glamour de Hollywood con una decoración exuberante y bastante ostentosa para ciertos gustos, la cena apelo a un criterio zen en su máxima expresión.
Cena Hollywood pero en versión zen
Mientras muchos opinan que el criterio minimalista y sostenible es el más acorde con la situación actual (lo menos es más, se dice; y lo verde siempre vende), la decoración elegida no restó ni un centímetro de elegancia al espacio. Al igual que la entrega de los premios, la escenografía de la cena también tuvo que reinventarse…
Lejos quedaron los brillos. La puesta en escena para los 1500 invitados y en manos de Sequoia Productions, fue minimalista, inspirándose en Beijing´s Green T House .
El concepto visual fue conseguir un dialogo entre oriente y occidente para conseguir un santuario con estilo. Para materializarlo se utilizaron elementos asiáticos eclécticos, inspirados en la naturaleza de la tierra, como el aire, el agua, la madera y el fuego; que se fusionaron con diseños modernos. Esa idea se complementó con ambientes cálidos, donde la luz ayudó a revelar, en una arquitectura simétrica, los arreglos florales hechos con plantas y bonsáis chinos.
La música
Jason Bentley, conocido por su trabajo en la radio, fue quien se encargó de la atmósfera musical. «Planeo mezclar las bandas sonoras de las películas nominadas este año con ritmos de música de todas partes, para conseguir un montaje de sonido colorido».
La selección musical se alternó a lo largo de la noche con The Impulse Orchestra y piezas de jazz de artistas como Rick Braun, Richard Elliot y Barbara Morrison.
El menú
Como en varias otras ocasiones, el chef Wolfgang Puck junto con Sherry Yard, elaboraron la cena. El menú comenzó con unos entrantes que incluyó mini hamburguesas, atún picante con salsa tártara, pastel de cangrejo, pizza (con su base en forma de estatuilla) de salmón ahumado con caviar o trufas negras. Además del clásico sushi, gambas, langosta, ostras y mejillones.
Luego vino la cena que combinó cuatro platos: ensalada asiática con vegetales, salmón ahumado con delicias vietnamitas, sopa de calabaza y coco y un plato más, a elegir entre carne o un risotto vegetal. De postre, más estatuillas: figuritas con la silueta del Oscar bañadas en chocolate.
Fun Facts
El catering implicó el servicio de 900 personas
Se emplearon 7.200 gambas
1.200 ostras
544 kilos de langosta
227 kilos de salmón
68 kilos de sushi
1.200 botellas de champán Moët & Chandon
1.512 botellas de vino Sterling (en versión blanco y tinto)