Casa Jäger, la fiesta clandestina vuelve a Barcelona
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Este año le tocó a Barcelona ser anfitriona de la party secreta: la cita era en un bar del Eixample, donde un servicio de «Jägerbuses» llevaba a los invitados al lugar de la fiesta, una masía en las afueras de la ciudad, totalmente tematizada al estilo Jägermeinster.
Los ingredientes de la fiesta eran bastante tradicionales, y sin embargo mezclados y cocinados de forma magistral. Porque casa Jäger es la replica a lo grande de las fiestas universitarias, pero con una organización muy profesional -en este caso la de Virtue World, la agencia de eventos de Vice Magazine, que se encargó de la producción y la ejecución del evento.
Hablando de gestión del alcohol…
Cada invitado tenía un «pack de bienvenida»: un ticket cena (¡santa hamburguesa!) y cuatro consumiciones de alcohol. Barra libre para las bebidas sin alcohol Era el primer año en que la cerveza y las bebidas a base de Jägermeinster han sido limitadas. Esto para evitar que el «pasárselo bien» se convirtiera en una «locura descomunal».
La caracterización de los espacios
… Objetivo conseguido. La música acompañó a los invitados en todos los espacios. La casa había sido caracterizada totalmente. Los mejores espacios eran las tres habitaciones: la de los padres, de la niña y del niño.
La primera, en el piso de abajo, fue decorada por los profesionales de las fiestas de verano, Canela Party: una cama en la que tirarse y saltar bailando, maletas, una alfombra de confetis y la música de Raver Jewish.
La diseñadora Maria Escoté y el actor Eloy Azorín caracterizaron las habitaciones del primer piso: en la del niño podías jugar al Super Mario Bros., dejar recuerdos en una pared pizarra, relajarte en los pufs; y la de la niña, donde probarte su ropa y sacarte fotos cerca de las cortinas de leopardo de su balcón.
La sala de baile de Casa Jäger se transformó en el escenario de la performance de The Buzzcocks, Los Nasty y Thug Ladies hasta la una y media de la noche.
Entonces la fiesta se trasladó al centro ciudad, a la discoteca Factory, para seguir con su after party hasta el amanecer. El caso es decirlo, el corazón de los hipsters de Barcelona, por una noche, se tiñó de naranja.